23/4/17

La noche de la tierra

La noche de la tierra

No sé cómo llamar al 22 de abril, el día o la noche de la tierra. No sé si celebrar o conmemorar esta fecha. No soy radical ecologista, tampoco un activista ambientalista; solo soy un ciudadano del mundo, común y corriente, como tú, ella o él.

Lo que sí sé es que no podemos quedarnos con los brazos cruzados. Cada persona debe de hacer lo suyo desde su rol para evitar el cambio climático, el sobre calentamiento del planeta es un hecho y sabemos en forma clara que el consumo de los combustibles fósiles es lo que lo provoca.

También sabemos en forma tácita que la conciencia colectiva debe cambiar los hábitos de consumo energético. Lo que afirmo no riñe con frenar el desarrollo o evolución de la civilización humana, se trata en palabras simples de procurar un cambio de combustibles de nuestra industria, de nuestros medios de transporte y producción en general; en fin, se trata de cambiar del petróleo, gas y carbón, a energías limpias: eólica, geotérmica, solar, mareomotriz, entre otras.

Soy periodista y escritor, y decidí dar mi aporte ciudadano al respecto del cambio climático, y lo primero que hice como profesional de las letras fue investigar el origen del mal. Y me di cuenta que la problemática es tan compleja y tan grave que sobrepasa el entendido de cualquier escrito periodístico.

Ningún medio de comunicación serio logrará hacer meya a favor del asunto, mucho menos mi modesto blog. Ni CNN, ni BBC, ni tampoco National Geografic lograrán revertir esta eminente hecatombe del planeta. Según la Universidad de Oxford 250 millones de personas se verán obligadas a refugiarse en el 2050 por razones del cambio climático; por cierto este éxodo ya inició.

A lo que me refiero es que la problemática estriba en el cambio de actitud hacia el planeta, en pocas palabras se trata de cambios de hábitos conductuales profundos que debemos asumir.



Pero no se lograrán si no hay una actitud decidida y “desinteresada” en el aspecto material a corto plazo. Es decir, tenemos que volver a nacer para revertir el cambio climático para que tengamos una actitud diferente; pero esa solución me lleva a comprender que es imposible, es como levitar en la realidad y quedarse hablando en el limbo de lo utópico. Por lo tanto concluyo que el desafío radica en la conciencia de las nuevas generaciones, pues la gente adulta es casi imposible de transformar, como los mismos cambios climáticos que tenemos frente a nosotros.

Después de pasar más de un año investigando y trabajando al respecto sobre esta problemática les comparto las siguientes posibles soluciones que tenemos como sociedad universal para revertir el futuro holocausto que tenemos por venir:

Uno: el cambio de actitud y conducta de las nuevas generaciones es nuestra primera línea de defensa.

Dos: No podemos respetar a la madre tierra si no nos respetamos entre sí, por lo tanto la sobrevivencia como especie humana depende del humanismo universal, es decir, el principal motor de la producción y el desarrollo es la gente, no el dinero o los millones acumulados en los bancos (los cuales son importantes pero no determinantes para perpetuar la especie humana).

Tres: No podemos hablar de un orden ambiental o ecológico sino entendemos el equilibrio universal, eso incluye equiparar a la mujer y al hombre en igualdad, pues el futuro de la naturaleza como tal significa recuperar esa ponderación entre macho y hembra, entre femenina y masculino. No podríamos entonces hablar de desarrollo sino dejamos de ser una sociedad machista (no solo las latinoamericanas que bien conocemos, sino, todas en general). Machistas las iglesias y los cultos, machista el lenguaje y la Real Academia Española, machista la inmaculada creencia que todo lo que hacemos está bien y que debemos conservar los valores, esos mismos que nos llevan en un camino silencioso al holocausto.

Cuatro: el problema del cambio climático va más allá de las ideologías de izquierda o derecha. Solo la juventud podría entender este punto, pues son quienes pueden romper los paradigmas que la politiquería establece en el  discurso del panfleto universal que todos conocemos.

Las petroleras son poderosas, amasan billones de recursos e intereses a fin de mantener lo que se ha determinado como “correcto”, ya que de eso viven; por lo tanto, la clase política que necesita un constante recurso para su márquetin es incapaz de mantenerse a favor de las necesidades de sus electores, al menos que los votantes les exijamos en forma directa y tajante que representen nuestros intereses.

Cinco: solo el conocimiento podría llevarnos a ver lo que la realidad nos habla en forma clara. Para eso debemos de culturizarnos en forma universal: en historia, en antropología, en arte, en filosofía y en las ciencias en general, pues este último punto es el anticuerpo contra la demagogia de los líderes y lideresas que nos hablan en el día a día, o bien, de noche en noche, ocultándonos el sol con un dedo y creando distractores para que la gente de la llanura se entretenga con sus torpes escaramuzas entre sí, mientras juegan como tahúres su partida de conveniencia.





15/4/17

De la pluma a la acción

De la pluma a la acción

Si existen en el país empresas que entorpecen el desarrollo de la democracia son sin duda los medios de comunicación. Se supone que su rol social es promoverla, pero no es así, juegan en contra de los intereses de las mayorías.

Dentro de las instituciones garantes de la democracia los medios de comunicación cumplen un papel importante gracias al manejo profesional y oportuno de la información, porque son defensores de “la verdad”; sin embargo, un país es de tercer mundo en gran medida porque ellos hacen un papel nefasto e indigno dentro del concierto social.

Claro que no vamos a echar en el mismo cesto a todos por igual. Llamemos entonces a las cosas por su nombre, El Diario de Hoy, la Tele Corporación Salvadoreña TCS, La Prensa Gráfica, el Diario El Mundo, son los principales enemigos de los salvadoreños y de su desarrollo democrático, luego hay una serie de radios que se les acoplan, y por supuesto un puñado de lacayos incondicionales, incluyendo al Grupo Megavisión, todos estos actores son suficientes para echarle la vaca gorda a un gremio que no está organizado (los periodistas), al menos, a la altura de las necesidades; la autocensura entra entonces a la escena.


El problema es complejo pero hay que aclararlo de una vez por todas, así que lo vamos a hacer por partes.

Primero, tenemos que marcar una diferencia entre medios de comunicación y comunicadores, llámese periodistas. Estos últimos en medio de un fuego cruzado entre un público que exige la verdad y los empresarios que se creen dueños de la verdad, siendo un error ético, ya que no se debe confundir el discurso de libre expresión con lo que en realidad hacen.

Veamos entonces, ¿qué es lo que hacen? Estos dueños de los medios de comunicación antes mencionados se adueñan de la información como si fuera de ellos y la usan como si fuera su finca, haciéndolo de forma perversa y anti-profesional, tergiversan la verdad o dicen verdades a medias, hacen lo que quieren con la “agenda” (esto quiere decir: que cubren las noticias que les convienen, y ni siquiera mencionan acontecimientos para no lesionar sus intereses).

Es obvio que defienden a grupos de poder y no se deben a la gente como pregonan; además, tratan a los periodistas como simples fichas de damas chinas. Si alguien les quiere parar el carro se escudan en su discurso famoso de “la libre expresión” y tildan a su detractor de comunista-marxista-chavista, conceptos que ellos mismos han fabricado para desacreditar a la verdad misma.

Lo que ahora los dueños de medios se dieron cuenta es que a Juan Pueblo no le dan atol con el dedo, y las alternativas comunicativas no son las mismas de hace 8 o 15 años atrás, el monopolio de “la verdad” ya no les pertenece.

Un Ejemplo

¿Dónde están las hordas comunistas que se apropiarían de las casas en las colonias Escalón y San Benito?, como decían afanosos hace 10 años los sendos titulares de periódicos y noticiarios de radio y televisión, ¿A dónde está la venta de nuestra patria a Rusia, Venezuela y Cuba?, como vaticinaban los editoriales de los concienzudos líderes de opinión de los tres rotativos, ¿acaso Estados Unidos ha anunciado el cese del TPS para desproteger a los salvadoreños de su estatus migratorio?, podemos seguir contando, sería una retahíla de disparates de los cuales aun nos acordamos los que tenemos memoria. El hecho de que las mentiras se hayan quedado en el olvido no les quita lo fariseos que son.

Todos los tratamientos anti-éticos de la información han salido a la luz, han sido desenmascarados los lobos con pieles de cordero. La gente no les cree más. Tanto que ARENA y la derecha es percibida de la misma forma de hace 10 años, perdiendo ambas elecciones presidenciales (2009 y 2014); en la actualidad a pesar del desgaste y mala gestión del actual gobierno de izquierda aun las encuestas no les dan la ventaja en las urnas.

Es una lástima que el partido de izquierda, ahora en el poder, se haya convertido en el “2.0” de sus anteriores, haciendo el mismo manejo de medios y amordazando “la verdad” como bien practicaron a quienes tanto criticaron.

La información y la verdad es un bien público el cual no le pertenece al partido de gobierno, tampoco al dueño del medio de comunicación, mucho menos a un grupito de sabiondos con pisto. La información es necesaria para desarrollarnos, durante mayor calidad tengamos de ella así será la velocidad y la calidad con la que nos desarrollemos.

La democracia es un sistema de reglas, por así decirse, en el cual el mundo civilizado se basa, y la información oportuna y veraz es, sin duda, uno de los elementos más importantes para que todo este andamiaje funcione. Eso nos garantiza una paz duradera, desarrollo asegurado.

Por eso es importante que se tomen cartas en el asunto, es vital para nuestra democracia y desarrollo que exista una garantía y control de las mentiras de los medios de comunicación. A cada periodo electoral que vivimos hay un verdadero terrorismo mediático, y es por eso que es necesario que los mas lesionados de todo esto debamos de levantar cabeza.

Sí, me refiero a los periodistas, a quienes se les obliga ejercer una agenda noticiosa demagoga, a vivir con zozobra por saber que si se les pasa la mano con “la verdad” cualquier momento les van a decir que están despedidos.

Debemos de dejar ya los foros y las mesas redondas, donde denunciamos la situación, se oyen bonitas las ponencias sin duda, pero hay que pasar a la acción de una vez por todas y la oportunidad la tenemos servida en la mesa.

Por eso pido en forma explícita a la Asociación de Periodistas de El Salvador APES, en nombre del pueblo salvadoreño que se merece mejores niveles de información por su valentía y ganas de querer vivir en paz, y en nombre muchos periodistas para que se emita una iniciativa de ley para la sindicalización obligatoria de los medios, para que exista una junta de vigilancia de periodistas, para que ya no hayan más caporales en las empresas periodísticas, para que ya no se den excesos de mala praxis, para que el discurso de la libre expresión no tenga doble moral.

Si la APES no se siente a la altura de semejante compromiso deberían de desaparecer, o bien refundarse, pues es mejor que dejen actuar a quienes tengan el coraje de querer hacer algo diferente.

Después de todo no existe ningún país desarrollado en la faz del planeta en el cual sus medios de comunicación no estén sindicalizados, por lo tanto no es cosa del otro mundo lo que pretendemos. Estas son las instituciones que necesitamos para evolucionar como sociedad, que garanticen una libre expresión de verdad y catalicen el buen desarrollo del país.